Tras un largo proceso judicial, la justicia jujeña condenó a siete años de prisión e inhabilitación para ejercer en salud durante diez años al enfermero Fabián Solano, responsable de inyectar leche por vía intravenosa a un bebé de seis meses en el Hospital Materno Infantil “Héctor Quintana” de San Salvador de Jujuy.
La madre del niño, Alejandra Argota, en una entrevista con SKY FM 106.1, expresó alivio por la sentencia y agradeció el acompañamiento social y espiritual recibido durante el proceso.
“La sentencia penal en cierta forma nos deja tranquilos, que pueda cumplir esos siete años de prisión preventiva por lo que tuvo que pasar nuestro bebito”, señaló.
Una madre que no bajó los brazos
Argota sostuvo que hubiera querido una sanción más severa:
“Nosotros hubiéramos querido que esta persona no vuelva a ejercer nunca más, que no tenga contacto con los chicos. Ese era el deseo de nuestros corazones, pero solo se le dieron diez años de inhabilitación.”
Durante el juicio, la madre pudo relatar su experiencia ante los jueces: “Fue algo que me dio mucho alivio, poder contar como mamá lo que viví, lo que mi bebito pasó, cómo su cuerpito sufrió y el peligro de muerte que tuvo.”
Negligencias y antecedentes sin sanción
La mujer reveló que el enfermero tenía antecedentes y sumarios administrativos en el mismo hospital, aunque nunca se concretaron denuncias formales. “Había expedientes, pero quedaron en el hospital. Incluso se citó a otra madre que no sabía lo que había pasado con su hijo, porque nunca le informaron. Por eso no existía denuncia anterior.”
También relató que otras familias se comunicaron con ella tras la difusión del caso: “Recibí mensajes de personas que reconocieron a este enfermero por las noticias. Algunos me contaron que también tuvieron problemas con él o que sus hijos fallecieron por mala praxis. Les digo que se animen a denunciar, que no se queden callados.”
El relato del horror
Alejandra recordó con precisión el momento en que descubrió que su bebé había sido conectado a un suero con leche.
“Fui a buscar mi desayuno al pasillo, y cuando volví, el bebé estaba tapado con su mantita. Le vi la manito blanca y caliente, como quemada. Levanté la manta y vi el suero blanco mezclado con sangre entrando en su bracito. Era leche.”
Entre la desesperación y la falta de recursos del hospital, el sistema de alarma no funcionaba. “Los botones para llamar a enfermería no andan. Grité y vino la mamá de otra nena, llamó a las enfermeras, pero ya había entrado toda la leche. En segundos mi bebé estaba rodeado de médicos, llorando, sin entender qué pasaba.”
Responsabilidad institucional y llamados a mejorar los controles
Argota también responsabilizó a las autoridades sanitarias por no actuar a tiempo ante las señales previas.
“Por supuesto que el hospital tiene responsabilidad. Hay personas por encima del enfermero que también deberían responder. Si se hubieran tomado las medidas cuando correspondía, esto se podría haber evitado.”
Pidió que se implementen protocolos de control psicológico y emocional al personal de salud: “Él dijo que escuchó la voz de su hija y se distrajo. Pero si alguien siente que no está bien, tiene que ser evaluado. Debería haber controles periódicos para saber en qué condiciones trabajan las personas que atienden a nuestros hijos.”
Fe, resiliencia y esperanza
A pesar del dolor, la mamá destacó que la fe fue su sostén en todo el proceso: “Desde el primer momento vimos la mano poderosa de Dios. Mucha gente oró por mi bebé desde Buenos Aires, Chile y Bolivia. Realmente creemos que Dios nos dio fuerzas y nunca nos dejó.”
El pequeño, que está por cumplir su primer año de vida, mejora día a día. “Todavía tiene un poco de leche en los pulmones y usa oxígeno por momentos, pero está dando sus primeros pasos. Es un bebé feliz, lleno de vida.”
Un mensaje para otras familias
Conmovida, Alejandra dejó un mensaje de esperanza y de acción:
“A todos los padres les digo que no se queden callados. Somos la voz de nuestros hijos, que son indefensos. Que denuncien, que pidan fuerza a Dios y que no bajen los brazos.”
Un caso que deja lecciones
El caso del bebé inyectado con leche conmocionó a Jujuy y al país entero. Más allá de la condena, deja expuesta la necesidad de mejorar los controles en los hospitales públicos y de fortalecer el acompañamiento a las víctimas.
Como expresó Alejandra Argota, “que este dolor sirva para que nadie más tenga que pasar por lo mismo”.
