El caso de Matías Jurado, apodado el “asesino de los viernes”, sigue revelando detalles espeluznantes y dejando en evidencia graves falencias institucionales. “Vio sangre y piel… una escena espantosa”, relató el periodista jujeño Marcos Huanca en Crónica TV, citando el testimonio de uno de los sobrinos del acusado, que habría presenciado uno de los crímenes.
De acuerdo con la investigación del fiscal, Jurado estaría vinculado a por lo menos cinco homicidios —y podría haber más— cometidos con una inquietante regularidad: un asesinato cada viernes. “Hay dos familias que ya entregaron ADN para verificar si no son también víctimas… podrían ser siete en total”, explicó Huanca. Los testimonios indican que incluso en enero, meses antes de su detención, familiares sabían de estos hechos.
La fiscalía también reveló un dato macabro: “En el plato de los perros se encontraron cartílagos humanos. Jurado descuartizaba a las víctimas y les daba los restos a los animales”, detalló el periodista. Imágenes incorporadas a la causa muestran tierra removida y sectores quemados en su vivienda, donde presuntamente incineraba cadáveres.
El caso deja al descubierto serias fallas en los mecanismos de prevención y seguridad. “En Jujuy hay cámaras instaladas por el gobierno, pero no hay registros de la mayoría de los hechos. Con las cámaras se podría haber evitado. Tampoco hay informes publicos de desapariciones que han aumentado”, denunció Huanca. Además, videos previos lo muestran amenazando a vecinos sin que hubiera intervención policial.
El barrio Alto Comedero, donde ocurrieron los crímenes, es descrito como una zona con alta vulnerabilidad social, consumo problemático y violencia intrafamiliar creciente como muchos barrios de Jujuy. “Es un barrio muy grande, con zonas abandonadas, donde la inseguridad manda”, describió el periodista, señalando que la pobreza, la falta de respuesta estatal y la connivencia con el delito crean un caldo de cultivo para tragedias como esta.
Según la fiscalía, Jurado ya había cumplido reestricciones de libertad. Sin embargo, convivió con menores y se movia libremente por la zona. “La Secretaría de Niñez sabía que uno de los sobrinos vivía en ese entorno violento y no actuó”, cuestionó Huanca.
El horror que vivieron los testigos, las denuncias de vecinos atemorizados y la inacción de las autoridades plantean un interrogante inquietante: ¿cuántas muertes podrían haberse evitado si las alertas se hubieran atendido a tiempo?
Ver nota completa: https://youtu.be/U7i3oeVBqBY?si=UpEYCrQ7xt6jUzpr
