Las fiestas clandestinas que se realizan en piletas privadas se han convertido en un problema creciente en Perico.
Una de las principales preocupaciones de las autoridades y los ciudadanos es la falta de condiciones básicas de seguridad en estos lugares. Las piletas privadas donde se celebran estas fiestas no están habilitadas ni cuentan con medidas de prevención adecuadas.
A diferencia de las piletas públicas, donde se cuenta con personal especializado como enfermeros y salvavidas, estos eventos clandestinos carecen de estos servicios esenciales. Esto genera un riesgo inminente para la salud de los asistentes, ya que no solo se pone en peligro la seguridad de los bañistas, sino que también existe el riesgo de enfermedades transmitidas a través del agua, un peligro que se minimiza en las piletas habilitadas. En enero murió ahogado un menor en una pileta del Barrio San Nicolas.
Además, la organización de estas fiestas clandestinas en piletas también trae consigo un aumento del ruido, lo que genera un malestar considerable entre los vecinos. Muchas de estas piletas están ubicadas en zonas residenciales, tanto en el centro de la ciudad como en áreas periféricas. El sonido de la música alta, los gritos y las reuniones multitudinarias afectan directamente a la calidad de vida de quienes viven cerca, alterando la tranquilidad de la zona y generando conflictos vecinales. La falta de control en estos eventos ha convertido algunas de estas piletas en verdaderos focos de inseguridad, tanto para los participantes como para los vecinos.
En cuanto a la respuesta de las autoridades, se señala que las legislaciones existentes no están siendo adecuadamente implementadas. A pesar de las leyes y normativas que buscan regular estos eventos y garantizar la seguridad de las personas, muchas veces la policía se ve desbordada por la cantidad de fiestas ilegales y la falta de recursos para controlar todas las situaciones. La realidad es que, en muchos casos, los esfuerzos para frenar estos eventos no son suficientes, y las fiestas clandestinas en piletas se siguen realizando sin restricciones.
Este panorama genera una sensación de inseguridad creciente, y algunos proponen medidas más drásticas para prevenir tragedias futuras. Una de las sugerencias más controversiales es la de prohibir todas las piletas privadas de uso público. Se argumenta que las piletas en casas particulares no están diseñadas para recibir grandes cantidades de personas y no cuentan con la infraestructura necesaria para garantizar la seguridad de los concurrentes. En su lugar, se propone que las piletas solo sean utilizadas de manera privada, por las familias que las poseen, para evitar el descontrol que caracteriza a estas fiestas clandestinas.
