Por Marcos H.
La trágica muerte de Nadir Cruz, una niña de 10 años de Perico, puso en evidencia una realidad que se venía anticipando: la creciente inseguridad en la ciudad y la falta de intervención efectiva en los nuevos sectores barriales afectados por la crisis social.
La tragedia, que ha sacudido los cimientos de los responsables del orden en la ciudad, revela cómo la falta de medidas adecuadas y la creciente inseguridad estaban produciendo una situación insostenible. A pesar de las advertencias y reclamos de los Centros Vecinales se dejó explotar una bomba, en vez de desactivarla.
Tarde, muy tarde, cuando ya habían ocurrido los hechos, el intendente Rolando Ficoseco se limitó a ofrecer declaraciones como “es momento de acompañar”, sin proporcionar soluciones concretas y mucho menos adelantándose. Incluso intentó desactivar una movilización con una reunión con la policía, la respuesta fue una masiva movilización de vecinos.
El avance de la inseguridad en Perico es un proceso gradual que, lamentablemente, llevó a una tragedia que muchos consideraban inevitable. El robo de motos y la falta de iluminación son solo algunos de los síntomas de lo que pasa y afectada especialmente a los nuevos barrios, donde la crisis social ha exacerbado los problemas.
El hecho de que las investigaciones apunten a posibles motivos como robo o ajuste de cuentas subraya la gravedad de la situación. La falta de intervención efectiva en estas áreas ha permitido que la delincuencia prospere con impunidad. La reacción tardía y la falta de acciones preventivas dejan a los periqueños expuestos a riesgos cada vez mayores.
Aunque la responsabilidad de garantizar la seguridad recae en el gobierno provincial, el intendente Ficoseco no escuchó el mensaje de la calle. En un intento de apaciguar la situación, Ficoseco, al dar la cara obligadamente ante una concurrida movilización dijo: “A veces el silencio es más que mil palabras”. Sin embargo, la respuesta de los vecinos fue directa: “Pagamos impuestos, todos. ¿Dónde están nuestros impuestos?”. Incapaz de ofrecer respuestas el intendente se retiró como laucha por tirante, dejando la impresión de que no puede defender nada de su gestión.

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