Muchos se sorprenden con lo que pasa en Jujuy: un senador (Atauche) y un concejal electo (Abraham) de La Libertad Avanza, denunciados por contratar sicarios, plantar droga y armar causas judiciales falsas. Otros recuerdan, entre incómodos y en silencio, que Fred Machado, empresario vinculado al narcotráfico y al lavado, fue financista de José Luis Espert, hoy aliado de Milei en el Congreso.
Pero lo cierto es que esto no es nuevo ni accidental. La Libertad Avanza no se está manchando ahora. Ya venía manchada. Desde el arranque.
En el norte, sus armados territoriales se apoyaron en punteros reciclados y estructuras clientelares de gestiones anteriores. En Buenos Aires, se colaron empresarios “fantasma” y financistas con prontuario. En el Congreso, se aliaron con lo más viejo de la “casta” que decían combatir.
La diferencia es el envase: más gritos, más TikTok, más motosierra. Pero adentro, la mugre es la misma.
Y mientras el pueblo paga tarifas impagables, no faltan empresarios como Alfredo González, que se han visto claramente beneficiados por los aumentos. Las decisiones que duelen abajo, enriquecen arriba, en una lógica que La Libertad Avanza no solo no frenó, sino que profundizó.

