Editorial
Para Walter Cardozo los terrenos públicos valen lo que él decida. Y si la familia está apurada por cobrar, mejor que valgan menos. Así parece pensar el actual concejal peronista y exintendente interino del municipio, señalado por el Tribunal de Cuentas de Jujuy por un escándalo que mezcla negocios inmobiliarios opacos, venta de chatarra sin inventario y pagos públicos con destino privado.
En números: Cardozo vendió un lote municipal —propiedad de los Bomberos Voluntarios— en $23.500.000. ¿Su valor real? Según estimaciones del mercado local, al menos $100 millones. Una diferencia de $76 millones que, hasta hoy, no tiene explicación, factura ni recibo.
La operación no fue casual ni ingenua. El terreno está ubicado en La Posta, una zona de expansión urbana con alto valor inmobiliario. Y lo más llamativo: no hubo tasación oficial, no hubo resolución de venta, no se consultó al Concejo. Fue una firma discreta y directa. Lo vendió como quien liquida un electrodoméstico usado por face.
¿Y el dinero?
El informe del Tribunal afirma que los $23 millones ingresaron al Municipio, pero en vez de ser reinvertidos en infraestructura, equipamiento o servicios, fueron utilizados para el pago de sueldos. ¿A quiénes? A funcionarios, allegados y por supuesto familiares. En la práctica, Cardozo usó patrimonio público para cubrir gastos personales y compromisos internos cercanos a su familia.
Otra operación llamativa advertida por el Tribunal: la venta de chatarra municipal por $2.393.300 sin inventario, sin cotización ni control. Pero hay más. Uno de los camiones supuestamente vendidos fue luego alquilado por el propio Municipio. Es decir, la comuna —con Cardozo como intendente interino— vendió un bien sin documentación, y luego lo volvió a pagar como alquiler. Todo dentro de su paso por la intendencia interina.
La operación fue realizada junto a Manolo Farfán, ex Director de Saneamiento y actual empleado municipal. Farfán, además, aparece mencionado en otra causa judicial que investiga presuntas coimas dentro del Concejo Deliberante.
Lo irónico es que Walter Cardozo no es un ignoto burócrata: es un concejal que osa hablar en sus intervenciones sobre institucionalidad, ética y la necesidad de “una política cercana a la gente”. Su figura creció dentro del justicialismo local signo de renovación pero sus acciones muestran otra lógica: la del aprovechamiento sin escrúpulos del patrimonio público.
¿Y cómo responde?
Tras la publicación de estas irregularidades, que dicho sea de paso no son otra cosa que el resultado de una auditoría realizada por un organismo público, Cardozo no salió a dar explicaciones, ni a presentar documentos, ni a desmentir con pruebas. Optó por el camino conocido: atacar al periodismo. En lugar de rendir cuentas, se movió en los márgenes de la amenaza: presiones sutiles no tan sutiles
Resulta oportuno dejar sobrevolando las siguientes preguntas:
¿Dónde están los $76 millones de diferencia?
¿Quién compró ese terreno a precio vil?
¿Cuántos más bienes municipales se vendieron sin control?

Imagen: IA